El sol se encontraba caprichoso
Escondiéndose tras las nubes
Que ensombrecían los ojos + claros
(día que corre en un segundo
entre nuestro estómago e intestinos)
y, el Callejón, en frente
como una plaza
o como un salón
de espejos cóncavos y convexos
donde uno es + yo
u otros
como retratos de Dorian Gray
Una mera atracción
De dos centavos
En el que uno entra y sale
Pero donde se queda
La imagen de tus propios ojos
Que te miran
Como si fueras otro
O peor, como si fueras
Tú mismo
El sol siempre rebotará
Nuestra imagen en infinitas posibilidades (dasein)
Por eso es que habrá
que llevarlas en la nuca
para que
el mundo las vea de cara
cuado vayamos
caminando de espaldas.
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