domingo, 6 de febrero de 2011

Nuevos símbolos para el mundo árabe

La política internacional no es tan lógica y geoestratégica como algunos piensan, y por eso necesitan escudarse siempre es una logia o grupo en la sombra manejando los hilos. La política internacional, así como el Mercado, como los movimientos sociales, tiene mucho de visceral. Y por ello es impredecible, inconmensurable, irracional. Eso no quiere decir que la parte racional del asunto, los científicos, no hayan intentado comprenderlo, medirlo, razonarlo. Y de esa manera nos encontramos con los discursos de poder.

La “visceralidad” se compone, se mueve y se guía por símbolos. Se mueven y estallan por símbolos como por ejemblo la quema de Don Mohamed Bohuazizi que en un momento dado aunó todas las frustraciones y agonías para transformarlas en un movimiento político.

Se componen y se forman identificaciones con lugares que en verdad no estaban creados para eso. De ahí Tahrir (qué bonita palabra ha aprendido el mundo gracias a los egipcios), la plaza de la liberación, creada para glorificar la revolución de 1952 que generó el nuevo Estado Egipcio, y que luego fue el mismo causante de la opresión. Al igual que pasa con los cánticos nacionales y el número de banderas de Egipto izadas. La re-apropiación del símbolo nacional con un significado creado por la nueva sociedad civil. De esta manera la nación, en el sentido de comunidad, nace ahora de abajo-arriba y no de arriba-abajo como se había dictaminado antes.

Pero estos símbolos también pueden definir y modificar la realidad. Así como Hume proponía que sean las impresiones las que formen la esencia. Pueden definirla como el día de la rabia y pueden modificarla como el “día de la partida” de Mubarak. El “objeto” Mubarak puede que se vaya hoy viernes 4 de enero o no, pero Mubarak “poder” se ha ido. Ha muerto. Ha sufrido un proceso de enterramiento desde el día de su muerte en “el día de la rabia” hasta que su idea se ha ido. Zizek decía que "un hombre sólo es rey porque sus súbditos se comportan ante él como un rey” y Mubarak ahora sólo actúa como tal.

Los símbolos también pueden utilizarse, modificarse por medio de los discursos de poder. De ahí que Irán intente llamarlo “revolución islámica” para cambiar el concepto de “revolución árabe”. Irán no es el mundo árabe, es persa. De ahí que necesite cambiar el adjetivo para poder apropiarse de ellos y decir que la primera revolución islámica fue la iraní de 1979. Pero, como muchos analizan, no tienen nada que ver. Si bien el Sha Mohamed Reza Pahlevi tenía ciertas similitudes con Mubarak: dictador laico, promovido por potencias occidentales y ejerciendo un poder totalitario a pesar de ser una supuesta democracia; la forma que ha tomado la intifada egipcia y tunecina no tienen nada que ver. La iraní fue mucho más partidista, es decir, había un partido en la sombra promoviendo dicha revolución. La egipcia ha sido mucho más popular, y eso lo saben los partidos políticos egipcios que no han querido “apropiarse” de ella, ej. los Hermanos Musulmanes, y están actuando como interlocutores. La segunda gran diferencia es que no hay ningún componete religioso en este levantamiento, y, a pesar de que Mubarak haya inventado conflictos entre musulmanes y cristianos, en la plaza Tahrir se canta: "Musulmanes y Coptos [cristianos] mano a mano por un nuevo amanecer".

Estamos viendo la recreación de nuevos símbolos en el mundo árabe. Estos nuevo símbolos y conceptos están creados de abajo-arriba, mal que le pesen a muchos analistas y políticos. Estos nuevo símbolos son los que regirán el mundo árabe en el nuevo s. XXI y ya no hay marcha atrás. Por ello, tarde o temprano, serán apropiados por palestinos, jordanos, sirios y libaneses. Como ya se está haciendo. El gran problema para algunos es cómo influenciarán estos nuevos símbolos dentro de la estrategia geopolítica de Oriente Medio. Irán e Israel ya no son los únicos actores luchando en una guerra de contención y apropiándose de los simbolos: democracia, islam, occidente, oriente. Y eso va a suponer una perdida de poder e influencia dentro de sus conceptos de proxy war: Israel comienza a no tener aliados y sentirse más solo, Irán pierde influencia en siria, líbano y egipto (con los Hermanos musulmanes, aunqu estos últimos nunca fueron muy pro Iran). Pero no sólo ellos, los estados de la península arábiga, en especial, Arabia Saudita, perderá influencia y un nuevo actor, Al Jazeera (con Qatar por detrás) está ganando mucho más poder.

Los políticos odian las crisis, por eso tenemos el concepto de crisis y conflicto como algo negativo (de nuevo un discurso de poder) pero para la “sociedad”, las crisis y conflictos pueden ser muy positivas ya que implica el debate de las necesidades primarias de la población. Esta época de crisis será horrible para los gobiernos pre establecidos pero una ventana de oportunidad para una nueva sociedad árabe que empieza a surgir.


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